Hablar de Django en nuestro país es hablar de la historia de Oswaldo Gonzáles, un asaltante de bancos durante los años ochenta que vestía como el mencionado actor (por eso su apelativo) y que tiene una película en su honor, doscientos bancos en su haber y ningun fallecido por su arma, perdón armas, pues usaba una en cada mano.
- "Buenas tardes mi nombres es Django y este es un asalto. No quiero matar a nadie asi que suelten la plata rápido carajo", decía Giovanni Ciccia en aquella película sobre la historia de este ex delincuente y que me gusta ver hasta hoy por la buena trama y sobretodo por las escenas entre Melania Urbina y Ciccia en una azotea del barrio de Castilla en el Callao (me asincero).
Django fue inquilino y huésped ilustre de penales como El Frontón, El Sexto, La Oroya, Castro Castro y Lurigancho.
Jústamente de este último penal fue de donde fugó previa negociación con el Ministro de Justicia de aquel entonces, ya que los amotinados habían tomado cómo rehenes a más de una decena de policías y amenazaron hacerles daño si es que no los dejaban escapar.
Django se escapó no sin antes llamar a su esposa quién ese día estaba de cumpleaños y le dijo:
- "Me voy a escapar. Ese va a ser tu regalo".
Asaltante, pistolero, pero romanticón dentro de todo.
Django fue en sus épocas una especie de héroe social, ya que con parte del dinero que sustraía en los asaltos a bancos, hacía donaciones para la gente humilde no sin antes cerrar una cuadra entera para celebrar el atraco frente al mar verde de "Los Barracones del Callao".
Oswaldo Gonzáles fue, es y y será aquel asalta bancos de los años ochenta que logró escapar de la delincuencia y hoy es un fervoroso seguidor de la religión.
Oswaldo Gonzáles fue, es y será siempre el recordado DJANGO.
Metafórico Intenso. El Autor - Renzo F.
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