Te conocí una noche cuando me solucionaste un impase y nos divertimos sin pensar en el desenlace.
Aquel desanlace inolvidable que no he dejado de recordar. No hubo pecado que confesar ni aventura que contar. Sólo hubieron cuestiones de las cuales arrepentirse y pasiones imaginarias que no volverán.
Me cegué con el desenlace de tu espalda y la imponencia de tus catedrales.
No tardaron en calificarte de puta, por lo que recurrí al escándalo y a gritar e insultar a quien te tildó cómo tal. Sin embargo, desde entonces eres mi puta fina, mi única puta, mi puta favorita y mi puta divina.
Recuerdo que me tentaste rápidamente y perseguida por mi floro barato de escritor depresivo, me retaste a que te escribiese algunas líneas en ese momento. Me hice el desentendido y te hablé de Arjona, Bequer y de mí.
Sí, de mí. De aquel joven que quizo ser viejo por una noche. De aquel joven que lograste cautivar con cada carcajada. De aquel joven que comenzó a soñar muy de prisa y sin pedirte permiso.
La distancia nos separó despues de algunas horas que se fueron junto a mis sueños de viernes.
La distancia te llevó del otro lado, a donde perteneces.
La distancia se ha propuesto no juntarnos en años.
La distancia se puede ir yendo a la mierda...
A mi puta fina, cómo decidí llamarte desde aquella noche...
Metafórico Intenso. - El autor. Renzo F
*La calificación puta es una interpretación y calificación propia del autor para el texto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario