Estoy en la península gozando de aquella vida que yo mismo decidí escoger, esa vida que me tiene despierto desde las 7:30 todas las mañanas y que me hace entrar al teatro de los sueños. Sí, así llamo a aquella oficina donde algunas decenas de personas tratamos de hacer de éste el mejor lugar para vivir.
¿Cómo te sentiste en tu primera semana de trabajo? -dijo Gloria, aquella tarde-.
Sabes Gloria, no me esperaba esa pregunta y tal vez no esperaba tampoco la respuesta. No te la dije completa, pues me sentí genial en aquel lugar que se convierte cada día en un nuevo sueño a favor de una población que ya tiene, pero merece tener mucho más.
Esta nueva etapa incluyó un cambio drástico que es duro, pero que no me lleva atrás de ninguna manera.
Esta nueva etapa incluye a mis padres y hermanos del otro lado de la ciudad, y me tiene a mí de este lado buscando pintar en el horizonte de mis sueños un nuevo porvenir.
Que mi madre sepa que la extraño con todas mis fuerzas y de paso que perdone mi frialdad como hijo durante estas dos décadas que Dios me ha dado de vida.
Que mi padre sepa que no me olvidaré de él jamás y que llevo su sonrisa grabada en las retinas.
Que mis hermanos sepan que son lo más grande que me ha dado la vida y que los quiero con todas mis fuerzas.
Que los vigésimos sepan que merezco escribir un poco sobre mí de vez en cuando.
Renzo Figallo A. - Metafórico Intenso.
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