viernes, 21 de octubre de 2011

CUANDO SEA GRANDE...

CTI de la ruta La Punta - Pachacamac.
El paradero inicial era el de la esquina de la casa, por lo que no habían problemas por encontrar un asiento.
Los protagonistas de esta historia son el autor y una de las personas más importantes a lo largo su vida.

Cuarenta minutos nos separaba del destino final de algunos sábados: Calle Cipreses, hasta ahora la recuerdo poque en inspirado en ese lugar tomé una de las decisiones más importantes.

Un periodista y su sobrino favorito , como lo llamaba él, no iban al estadio sin pasar antes por la redacción de un diario de aquella época para dejar algunas cosas avanzadas y gestionar las mobilidades y parecidos.
Minutos y a veces horas después de haber llegado al escritorio, sorpresivamente la orden de salida había sido dada y una unidad con chofer y fotógrafo incluído nos llevaba al coloso del José Díaz, llámese Nacional para los que no lo saben.

En el camino encontrábamos miles de hinchas haciendo una cola para la tribuna sur, todos con caras no tan agraciadas y dispuestos a no ser tan tolerantes. El periodista se detenía a saludar casi a todos como si se trataran de viejos conocidos. Le respondían el saludo hasta con apodo incluído y luego en medio de peticiones para que nos quedáramos en dicha tribuna es que enrrumbábamos hacia Occidente.

- Haces la cola cuando estés dentro nos encontramos. Yo debo entrar por la zona de prensa y te esperaré en la puerta de ingreso a las escaleras.

Asustado e inseguro, la primera vez sentí que esa noche me perdería a estadio lleno.
Pero no fue así. El periodista demostró ser cuidadoso conmigo que solo llegaba a una década de años y lo demostró cumpliendo su promesa.

Pitazo inicial y no recuerdo el rival de aquella noche, pero si que el redacto se descuidaba un poco del trabajo por costumbres de hincha como gritarle al árbitro y celebrar los goles sin anotar quién los hizo, ni en que minuto fue.
Es por eso que varias veces después de un gol se le vio preguntándole al reportero de otro periódico las cifras que debía anotar él.
El partido acababa y enrrumbábamos a la redacción nuevamente para que él escribiera la nota que saldría en la sección del día siguiente.

La jornada culminada después de las 10:30 PM. y después de eso volvíamos al cruce de Javier Prado con Los Cipreses para emprender el camino de vuelta, aunque con tener que esperar a veces hasta media hora para que un micro pasara.
Siempre el camino de vuelta era con comentarios respecto al partido y las jugadas. Tal vez esos fueron mis primeros debates y las primeras veces que pasó por mi cabeza imitar al periodista siendo algún tía periodista yo también.

Años después, por el 2003, el periodista enrrumbó a los Estados Unidos y formó una vida de la que estoy seguro se siente orgulloso de haberla formado.
Sueños truncos quedaron de este lado, pero sueños nuevos se trazaron del otro.
De este lado también,  quedaron conmigo viejos recuerdos y la eterna promesa de ser grande y repatriarlo.

Admiraba su profesión, su ritmo de vida, su forma simple de ver las cosas y su alegría para con todo.
Recuerdo lo mucho que pensé aquella noche antes de dormir y llegué a la que tal vez es el sueño por el que más lucho desde entonces...

"Quiero ser periodista", dije esa noche con una decena de años en mi haber.

* Líneas dedicadas a Enrique Arbaiza, mi tío por el apellido, pero mi hermano y amigo por lo vivido.

Metafórico Intenso. El Autor - Renzo F.


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