Desde aquel momento, él siempre estuvo allí, bilndando las caídas, felicitando los logros, secando las lágrimas y convocando a las sonrisas.
Estuvo allí para poner el hombro cuando fue necesario, para demostrar su amor en cuestión de segundos con un cálido beso o simplemente con una no tan modesta propina.
Dispuesto a armar los barquitos de tecnopor cada domingo y exponerlos como un kamikazze en la orilla de la laguna.
Dispuesto a invertir su tiempo en los experimentos de las ferias de ciencias de la primaria.
Dispuesto a quitarme el mal humor con una sonrisa, aunque muchas veces hayan sido en vano.
Capaz de protagonizar cada uno de mis recuerdos imborrables.
Y es que 20 años después del inicio, Mario Figallo sigue siendo mi superhéroe favorito.
Ese superhéroe que me hizo protagonista de aventuras inolvidables que me han obligado a vivir de sus enseñanzas durante el resto de mi vida.
Ese padre que afortunadamente la vida me dio y que me ha enseñado mucho, menos a vivir sin él.
Porque sin tí, padre, no sé que sería de mí.
Nunca me faltes.
Feliz cumpleaños, viejo. Te amo.
Metafórico Intenso. El Autor - Renzo F.
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