Escribo despues de la firma de un tratado.
Un tratado de paz en tiempos de guerra y a la misma vez un tratado de guerra en tiempos de paz.
El sueño se ausentó esta noche y prometió no venir al menos en las próximas horas.
Mi cama yace con las almohadas listas para albergar mis pensamientos diarios y nocturnos.
No hay música capaz de describir lo que siento, ni palabra que describa lo que pienso.
Más de un centenar de canciones en la última hora no han sido capaces de albergar mis penas.
El corazón me pide vacaciones y los pulmones me exigen un cigarrillo.
El destino me sugiere que no lo rete y la vida me ruega un pequeño descanso.
- Váyanse a la mierda, les dije a los cuatro...
Lo calculador de mi ser ha hecho que todo lo de mañana ya esté calculado.
Las actividades y estupideces ya están listas para ser ejecutadas.
Mañana despertaré y seguiré en este mismo cuerpo, con las mismas derrotas y las mismas penas.
Mañana comenzaré a....
No, mañana no...
Hoy comenzaré por décima segunda vez a olvidarme de lo que consideraba inolvidable.
Que me disculpen los amigos por el estado de ánimo. Lo perdí hace un lustro en un accidente sentimental.
Atte.
El mismo huevón de siempre.
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