Buen periodista porque de algo sirvieron las decenas de cartas a las entidades privadas solicitando apoyo, pero mal deportista porque con 20 kilos de más sentía que jamás podría hacer algo por esos niños por los que Antonio había decidido luchar.
Eso sumado a que en el trabajo me mandaron a cubrir la maratón Adidas del mes pasado, me hicieron sentir aún peor.
Cuando pensé cambiar el pésimo ritmo de vida que llevaba, las gaseosas por rehidratantes y los kilómetros caminados en busca de cerveza por kilómetros a trote justo se acercaba la carrera del INABIF.
Tenía 15 días para pasar de ser un deportista frustrado a ser un corredor por los niños de mi país, niños entre los que incluyo a mis dos hermanos, a los niños de la Javier Prado, a los niños huancavelicanos, a los de los colegios exclusivos y a los que nisiquiera van al colegio.
Comencé corriendo 2.5K preparándome para una carrera que sería de 7.3K
Posteriormente subimos la rutina hasta 4K y a tres días de la carrera logramos llegar a los 6.3
Un kilómetro me separaba de la marca requerida por el INABIF para poder lograr pasar la meta.
Jamás entrené ese kilómetro porque preferí dejárselo a las ganas y a la adrenalina.
Esta mañana, antes que comenzara la carrera, tía Lore y la gente del Team La Punta se hicieron presentes en la carrera para correrla también. Tía Lore trataba de quitarme los nervios con esa mirada seria que me ha hecho llegar a la meta más facilmente. El resto estaba en lo suyo, mejorar su tiempo y esperar que yo logre acabar mi primera carrera de corta distancia satisfactoriamente.
La ministra de la mujer dio la orden para el inicio de la carrera y me encontré poco antes con Antonio Orjeda, quien después de su travesía ha sido nombrado vocero del INABIF. Ver a Antonio me hizo recordar aquella travesía nocturna de hace exactamente un mes y fue en ese momento que dije:
- Yo también tengo dos piernas y dos brazos.
Y así fue. Mis piernas respondieron durante toda la carrera y se sentían más veloces conforme dejaba atrás a gente que pesaba 40 kilos menos que yo, pero que tal vez no había entrenado lo suficiente.
Esa gente me miraba como si yo fuera un extraterrestre, ya que no dejé de correr ni un solo segundo desde el inicio.
Fue terrible cuando pensé que estaba a más de la mitad del tramo y en realidad estaba recién en el kilómetro tres, pero los niños, Antonio, Tía Lore y los consejos de la gente del Team pudieron más que mi cansancio y fatiga.
Demoré poco más de 50 minutos y Tío Ignacio me esperaba parado 500 metros antes del final para acompañarme hasta la meta. No quedé último ni penúltimo, al contrario, creo haberle ganado a varios cientos, pero eso no es lo importante.
Lo importante fue acabar esa carrera para la que me preparé tanto en tan poco tiempo.
Lo importante fue no defraudar a esa gente que me empujó noche tras noche en los entrenamientos.
Lo importante fue correr por los niños del Perú, esos niños que desde esta mañana los amo como si fueran mis hijos o hermanos.
Metafórico Intenso. El Autor - Renzo F.
El autor con 10 kilos menos desde que cambiamos los kilómetros en busca de cerveza por kilómetros a trote.
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