domingo, 10 de julio de 2011

AMORES DE BARRA: PARTE II

Desperté temprano para ir al estadio no sin antes comer un cebiche en una carretilla de Surquillo.
Cuando al fín enrrumbamos, éramos tres en el auto. Suficiente.
Escala en Acho para los efectos sonoros que había que poner en la tribuna, llámense cohetones.
Despues a Plaza Dos de Mayo para parchar el bombo de la banda, un bombo de los tres que han venido acompañando cada una de las campañas.

"Los bombos se rompen cada dos semanas", dijo Kristofer mientras yo pensaba en el dolor que debe sentir en los brazos el que lo toca.

Llegamos al estadio San Martin, un estadio en el que todos los equipos son locales porque el recinto le pertenece al Sporting Cristal. Es decir, a nadie.

La cola era tan grande que no tardé en apelar a mis habilidades de colón y me infiltré entre la multitud que llegó esta tarde con un solo fin: ganar.

Comenzó el partido no sin antes oirme insultar a uno que otro jugador del equipo contrario.
Municipal dominaba pero no llegaba.
Pacífico no dominaba pero si aguantaba.

Mi garganta se sentia cansada por el desgaste previo. Pero no importaba, el compromiso para con el Municipal ya estaba pactado.

Gol, dijo Nicollini cuando la chuntó y celebró con la banda más loca de todas: La Banda del Basurero

Posteriormente llegó el empate de Pacífico, pero comprendan, soy del "muni" y preferi olvidar la jugada.


Uno a uno fue el resultado final. Falta una fecha.
Municipal puede pasar, pero tambien puede quedarse.
Solo me queda volver el póximo domingo e ir listo para llorar o saltar.

Te lo dejo como tarea, Papalindo...

Metafórico Intenso. El Autor - Renzo F.


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