Llegué cargado de sueños que cumplir, con ganas de conocer gente nueva, tres apuestas de que me iría bien y cinco o seis pronósticos que me auguraban mal futuro.
Hoy, meses después de mi ingreso puedo callar a los que no creyeron en mí, pues en esta nueva etapa de mi vida soy menos inestable que antes, mi criterio ha mejorado mucho y mi humildad, que en algún momento trató de esfumarse, ha vuelto más fuerte que antes.
He logrado mi independencia absoluta. Ya no vivo de mis padres, pero si vivo echándolos de menos, ya no hay siesta después del almuerzo, sino más trabajo esperando por mí.
Ya hay algo que hacer después de la universidad y es cumplir obligaciones que serán gratificadas con un cheque a fín de mes. Sí, el poderoso cheque que me ha permitido cumplir algunos caprichos y que me ha hecho sentirme orgulloso de mis capacidades todos los treinta y uno.
En el camino me crucé con gente inolvidable que con el tiempo serán depositadas en el baúl de los recuerdos cuando el destino me ponga en otro lugar.
No debo negar que también encontré gente mala, gente interesadas, figuretismos baratos y gente con afán de desacreditar, sin embargo ese tipo de gente hoy ha quedado relegada en el tunel de los sin razón.
Hoy es día del trabajador municipal y más de un centenar de funcionarios, trabajadores administrativos y operativos celebraremos en una recepción organizada en homenaje a los que trabajamos todo el año buscando el bien de una comunidad, equivocándonos varias veces, pero luchando día a día para que sean más los aciertos que los errores.
Serenazgos, jardinero, gerentes, funcionarios, basureros, supervisores y demás trabajadores celebraremos esta noche un año de trabajo árduo que en mi caso no sé cuanto más me dure o lo haga durar, pero que siempre me tendrá orgulloso de haber pasado por aquí y haber conocido a quienes conocí.
Feliz día del trabajador municipal a cada uno de mis compañeros.
Metafórico Intenso. El Autor - Renzo F.
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