Porque ir a un quinceañero por aquellos años era todo un acontecimiento y más cuando todo se regía bajo la frase "Si tu estás invitado, nosotros también".
La mafia de la falsificación de pases creada por Coco, donde le dabas el pase de ingreso a la fiesta con la debida anticipación y hacía cincuenta iguales.
Para qué, uno jamás se arrepentía de llevar a la gente a los quinos, pues eran unos caballeros en todo sentido, que sacaban a bailar a las quinceañeras sutilmente y cuando uno menos lo creía acomodaban la columna y las sometían a una lección de perreo intenso.
Coco y Junior, los especialistas en hacer el sanguchito con la dueña de la fiesta en pleno escenario.
Cuando uno se perdía solo era necesario mirar unos minutos la pantalla gigante y aparecería en algún rincón bailando con alguna desconocida.
Los ternos de todos los colores eran clásicos en Rafo, quien parecía haber heredado esos trajes de algun antepasado.
Mientras que los repuestos de terno terminaban siendo los de mi papá.
Si a alguien le faltaba corbata, yo la prestaba.
Si a alguien le faltaba pantalón, yo lo prestaba.
Y si a alguien le faltaba ternos, pues también se prestaba.
Nadie, pero nadie se podía quedar afuera por ningún motivo.
Las broncas acabadas las fiesta eran de vez en cuando, mas no porque los muchachos fueran abesados, ni provocadores, sino que los amigos de las invitadas pensaban que se las íbamos a quitar.
Los sábados en los que no había fiesta, la banca del malecón donde habíamos grabado cada uno de nuestros nombres nos acogía con una o dos botellas de ron.
Por esos años el Cartavio tenía un sabor delicioso, sobretodo por su bajo costo.
Como olvidar los preparados de 9 soles del Cholo Marru, conocido por ser "aguafiestas" e ir a la fiestas a quedarse dormido en las sillas y despertarse cuando se trataba de una bronca.
Como olvidar las primeras incursiones nocturnas de Koki, quien jugaba solo con su pelota hasta las siete de la noche y luego nos veía desde su ventana como tomábamos en la puerta de su casa. Pensar que con el pasar del tiempo Koki también se incluyó en las jornadas de fullvaso.
Como olvidar los nueve meses de desbande en la cochera que había alquilado el Cholo Marru en la Av. Grau (no recuerdo el número) LETRA "D". Esa fue la sede oficial del club, el escenario de debut de algunos, el cine de mitad de semana y el centro de convenciones cuando cambiamos nuestra banca del Malecón por el viejo sofá donado por Rafo.
El Cholo, fiel a su estilo de educar al resto por ser el mayor del grupo, compró una caja de preservativos "Piel" y lo dejó sobre la mesa con una frase que decía "Solo usar en caso de emergencia". Pobre, Si hubiera sabido que se acabarían en media hora, hubiera pensado dos veces antes de comprarlos.
Si ibas con a la sede con alguna chica, no había problema, la gente se volteaba y se hacían los dormidos.
Si ibas con una botella de Pepsi eras recibido a cualquier hora.
Y si la Pepsi incluía un Ron, pues te podías quedar a dormir los días que gustes.
Con el pasar de los años, muchos tomaron distintos caminos...
Pero a los que seguimos de este lado, nos ha sido imposible olvidar aquellos años que no volverán, pero que siempre vivirán en nuestras memorias.
Metafórico Intenso. El Autor - Renzo F.
El Malecón Pardo, dueño de secretos, testigo de hechos imborrables y recuerdo de años maravillosos. (Foto tomada antes de la remodelación)
La gente iba a donde sea, y si había que pelear, pues peleaba.
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