martes, 1 de abril de 2014

CONVERSACIONES CON LA VIDA: 39 SEMANAS PARA SER PADRE



Era una de las últimas mañanas dominicales de la última quincena del año.
Ese día me levanté con una sola consigna en la mente: la prueba de embarazo.
No le di posibilidad de réplica ni reproche a mi pareja y ni bien puse los pies sobre el suelo los metí dentro de unas zapatillas y a paso rápido moví el cuerpo y los nervios hacia la farmacia.
Si el camino de ida fue largo, el camino de regreso lo fue el doble.

-         Ahora o nunca, no podré esperar hasta después de año nuevo.

Con su mirada me bastó para saber que al menos está vez me había salido con la mía.

Mientras la prueba determinaba si era positiva o negativa pasé por el baño previa escala en la cocina.

-         ¡Oh my god!, dijo ella mientras me mostraba su mejor sonrisa y su más tierna lágrima.

No necesitaba más. Sería papá en menos de nueve meses y si mi vida ya no había cambiado en esos segundos lo comenzaría a hacer en los próximos.

Y así fue. Aquella mañana estuvimos confundidos y al mismo tiempo seguros. Algo contrariados sobre cómo haríamos en adelante y bastante convencidos del amor que nos teníamos para salir a la cancha en busca de cualquier sueño.

Lloramos, reímos, volvimos a llorar, volvimos a reír y decidimos que en adelante tendríamos que estar más juntos que siempre.

Este no era un error, sino un acierto que Dios nos había enviado…

Sí, eramos nuevos en esto, pero la experiencia llegaría con el tiempo… 

El temor a fracasar lo hubiese tenido a los 22  o a los 50. Podía dudarlo todo, menos que ella más yo éramos un bebé que venía en camino y por el que teníamos que luchar.  

Continuaremos... 

(Renzo F.)

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