sábado, 18 de junio de 2011

DÍA 3

Al tercer día volví al banco de suplencia.
Ese banco al que estuve condenado varios meses, pero con la posibilidad de saltar al gramado en cualquier momento nuevamente.
Esta vez fue distinto, fui al banco de suplentes con la camiseta puesta y amarrada, pero para no volver al escenario oficial nunca más.
La bola ya no está en mi cancha y no tardaré de pasar a la reserva sentimental y posteriormente ser purgado .
Condenado. Sí, condenado a enterrar lo que no tenía ganas de enterrar, pero que no iba más por no tener ni pies ni cabeza.
Soy feliz e infeliz a la vez. Me gusta ser infeliz porque siento que se me irá el tiempo buscando una felicidad por más pasajera que resulte.
Hay amigos dispuestos a escuchar, pero lo que nadie sabe es que no me quedan muchas ganas de hablar.
Soledad volverá en breve y prometo formalizar.
Sí, volverá con las conversaciones a solas y con el reflejo imborrable sobre el espejo que me vio llorar por última vez.
Por última vez porque las lágrimas se acabaron en otras canchas. La tristeza dejó de existir hace bastante y la rabia y molestia han ocupado su lugar.
Rabia con nudo en la garganta incluído.
Molestia que me ha hecho de hierro por cuarta o quinta vez, pero que finalmente ha prometido devolverme lo que el tiempo me ha quitado y se lo ha dado al titular que al tercer día mandó al banco con la camiseta puesta a este sujeto tácito.

El género de esta historia es una tragedia donde todo ha muerto y esta será la última vez que escriba al respecto.



Metafórico Intenso. El Autor - Renzo F

No hay comentarios:

Publicar un comentario