Papá no dejaba ni ese día de comprar el desayuno dominical en tres bodegas distintas, mientras que mi hermano y yo íbamos ordenando los vasos para la clásica leche chocolatada.
Compartir con mi padre esa infancia que tanto recuerdo, sin duda alguna ha sido una huella que me ha marcado bastante. El corazón me impide pensar que algun dia estaremos incompletos por cuestiones de la vida, ya que siento que sin mi padre soy poco o nada.
Cada vez lo veo menos, ya que ahora trabajo, estudio y soy bastante más independiente que antes. Sin embargo, debo admitir que nunca he extrañado a alguien como extraño a mi padre cada fín de semana que despierto y no puedo correr a verlo por un ritmo de vida por el que yo mismo decidí optar hace poco.
Vivimos en la misma ciudad, pero a más de 20 kilometros de distancia en una Lima caótica donde me tardo poco más de una hora de llegar de mi casa hasta la suya. Es fácil llamar al telefono, pero lo difícil es colgar con la promesa de vernos pronto y nisiquiera saber el verdadero significado de "pronto".
Es difícil haberme acostumbrado a ver a mi padre dos, tres o cuatro veces a la semana y ahora tan solo poderlo ver una vez al mes.
Es dificil sentir que tu padre es tu mejor amigo, tu confidente perfecto, tu superhéroe favorito y no decírselo tan seguido por cuestiones de kilometraje.
Que la distancia se vaya a la mierda, hoy decidi ver a mi padre y decirle por decimo noveno año consecutivo:
FELIZ DIA PAPÁ.
Renzo F. El Autor.
TE AMO, VIEJO
No hay comentarios:
Publicar un comentario