martes, 30 de agosto de 2011

AGOSTO 30

¿Quien de niño no quiso ser policía y conforme fue creciendo se fue desanimando por temas de remuneración?
¿Quién de niño no soñaba con ser un superhéroe vestido de autoridad y atrapar a los delincuentes que causaban daños en la ciudadanía?
¿Quién de pequeño no se compró un arma de jueguete y jugó a capturar maleantes?
¿Quién durante su infancia no fue parte de ese juego llamado "policías y ladrones" en algún parque de la ciudad?

Hoy me dieron ganas de escribir una reflexión  sobre aquellos que ejercen la profesión de policía en un país como este, donde la palabra más utilizada es corrupción y donde ser policía dejó de tener valor hace muchísimos años.
Un país donde el uniforme perdió todo tipo de respeto y lo único que se logra con él puesto es ser tildado de "muerto de hambre", "corrupto" y decenas de calificativos denigrantes más.
Porque ser policía a estas alturas del juego sigue abarcando arriesgar tu vida para salvaguardar la del resto, pero con la diferencia de que ya nadie te respeta.
Porque ser policía por estos años es pensar dos veces antes de disparar, pues puedes ser juzgado por homicidio por unas leyes que parecen haber sido hechas para violar la ley en vez de respetarla.

Detrás de un policía hay una familia que espera en casa a que su familiar llegue a salvo después a una riesgosa jornada.
Detrás de un policía hay niños, esposas, padres. Si, como los suyos y los míos,  de carne y hueso, que sienten orgullo por ese efectivo que te cuida a tí, a mí y a los tuyos; y que tú calificas de "muerto de hambre", "coimero", "corrupto" y que se yo.

EN EL DÍA DE LA GUARDIA CIVIL: GLORIA A CADA UNO DE LOS POLICÍAS QUE LE REGALARON SU VIDA Y SUS SUEÑOS AL SAGRADO UNIFORME DE LA POLICÍA NACIONAL DEL PERÚ .

Metafórico Intenso. El Autor - Renzo F.


 Foto: Pedro Salvador

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