Por aquellos años, el protagonista ya había saltado al gramado hacía tiempo.
Ya era todo un especialista, diría yo.
Confiado de cumplir, gustar y dispuesto siempre al segundo y al tercer round.
Lo que viene a continuación lo llamaremos "aventura sexual"...
Y es que esta aventura sexual comenzó una tarde en la que pensé en cualquier fantasía, menos en la de ser descubierto.
Casa vacía, ya practicaba, jugaba y definía en cancha contraria.
La rival: Una novia que ya olvidé sin haber olvidado y la cual recuerdo por algunos hechos peculiares que me marcaron.
Y asi comienza esta historia...
Nadie en casa y fuimos rumbo a la escena sin mayor preámbulo, desatando una euforia de dos que hacía compás con el sonido de la televisión.
Fue así que la de un momento a otro el sonido de la puerta de ingreso a la mansión donde se realizaba la "aventura sexual" sonó y se unió al compás de dos que se había desatado.
¿Que hago? -dije mientras pensaba en romper alguna ventana y serruchar el enrrejado con un cuchillo de cocina para no ser descubierto-.
Para ese momento, Robert yacía descansando de un brindis y sin sospechar que yo estaba acompañado en el cuarto de al fondo
Salí una deseperado por no saber que hacer y sintiendo que se me arruinaría la vida si era descubierto.
Pensé una y otra vez hasta llegar al límite de pedirle ayuda a mi vecino que quería como un tío. Sí, ese que me hizo hincha del muni y que en cada reunión en casa me decía que podía contar con él para cualquier cosa.
Se olvidó decirme que contaba con él para todo menos para distraer al tío Robert mientras yo sacara por la puerta trasera a mi novia después de esa "aventura sexual".
- Vuelve en cinco minutos y salgo a ayudarte, dijo.
Volví diez minutos después y ya nadie respondio a la puerta.
Regresé a casa...
El enrrejado era indestructible y el tío Robert no se quedaba dormido. No había ninguna forma de salir sin pasar por la sala, hasta que miré al techo resignado a contar que había tenido una "aventura sexual" a casa vacía. Fue en ese momento en el que descubrí encima del armario una maleta capaz de refugiar en su interior a una contorsionista. De esa forma, mi novia se disfrazó de contorsionista después de verme angustiado por la desesperación se introdujo en la maleta a punta de súplicas.
Salí buscando cómplices...
En ese instante pasaron Rafo y Chenta por la calle de en frente.
- Rafo, sigueme la corriente -dije mientras Rafo no terminaba de entender-.
Pasamos a casa y le dije a Robert que Rafo se mudaría y necesitaba una maleta para llevar su ropa.
Robert dijo que sí con la cabeza y Rafo comenzó a cargar el equipaje más pesado de su vida. Tan pesado que ni bien llegó a la puerta lo tiró y escuchó un sonido parecido a un "auuuuu".
¿Qué hay adentro, huevón? - dijo Rafo preocupado y pálido-.
- Abre la maleta y entenderás todo.
Entonces la abrió y salio mi en ese entonces novia dispuesta a matar al primero que riera.
Chenta y Rafo abandonaron la escena prometiendo contarle el incidente a todo el barrio mientras yo terminaba de pedirle perdón a la dama por el mal rato.
Nos amistamos y me fui a dejarla contento por no haber sido descubierto.
Contento hasta que decidí ir a contarle a mi vecino que ya había solucionado el problema sacando a mi enamorada en una maleta de casa de mis tíos.
Y contento hasta que dos semanas después fui castigado porque mi vecino me había delatado entre tragos pensando que causaría risas, cuando en realidad causó mi despido inmediato de casa y que hasta el día de hoy sea conocido en varias partes de la ciudad como "Maletita".
Metafórico Intenso. El Autor - Renzo "Maletita" Figallo
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