sábado, 25 de agosto de 2012

HOY TUVE GANAS DE ESCRIBIR...

Hoy me acuesto tranquilo, con una sonrisa que no tengo ganas de borrar y con una felicidad temporal que tiene varios motivos, pero al mismo tiempo es difícil de describir.

Y es que hace unos segundos recordé las cosas que pasaron últimamente y sentí ganas de escribir, esas ganas que si bien ya no tengo tres veces por semana como antes, me traen aqui a escribir cuando la conciencia lo solicita y sobretodo cuando el alma se siente libre.

Y aqui comienza...

Cada vez más cerca del sueño mío y de los míos. De los míos que siguen siendo míos y de los míos que ya no son míos sino del aire que preside Dios.
Si, cada vez más cerca del día de mi graduación, anhelando como siempre cumplir con ese juramento a Carmen, mi abuela, a quien le prometí licenciarme en periodismo hace más de una década y esta noche hago hincapié a esa promesa sintiendo más fuerte que nunca que más que una promesa es un compromiso conmigo mismo.

Contento, porque Quito ya es residente estadounidense y pronto lo tendremos nuevamente en Lima para revivir las amanecidas en el patio de la casa de la bisabuela Raquel hablando sobre fútbol, política, historia y anécdotas. No continúo porque debo guardar las lágrimas para el día del reencuentro.

Feliz, porque mi madre ha vuelto a ser la persona que más extrañé en los últimos años. Paciente, más tolerante, más comprensiva y sobretodo más de casa que de los encuentros de la que en unos días será su ex centro de trabajo.

Contento también por papá, porque sé que sigue disfrutando de la vida al máximo con cincuenta y cuatro noviembres en su haber. Siento que papá le dijo adiós a las depresiones, y hoy ha vuelto con el traje de mi super héroe favorito, ese que solamente puede ser él y nadie más.

Feliz por Félix, porque se que entre todos los libros de éxito que lee hay mil ideas en su cabeza que pueden hacer que nadie apueste por él, pero yo si.

Contento por la tía Claudia, porque la siento como antes, porque me sigue encantando pasar tiempo con ella y porque ya come más a la hora del almuerzo.

Feliz por mi hermana Fiorella y por mi hermano Mario, por qué si bien la ingratitud me ha llevado a saber poco de ellos, el corazón intuye que están bien y sobretodo felices.

Contento por Nicole, porque cada día es más señorita y me siento obligado a prepararla para la vida y sobretodo para que nade tranquila en un mar lleno de tiburones. A Alejandro, mi hermano menor, también. Porque sé que si bien por cuestiones de rutina no coincidimos despiertos hace cinco días, sé que sigue siendo el principal orgullo de mi mamá en la escuela y sigo soñando con que su pierna zurda nos puede dar millones a largo plazo.


Feliz en lo académico, en lo amical.
¿En lo sentimental? Jajaja, solo y eso también me hace feliz.

Contento esta noche, porque no hay mejor satisfacción que sentir que estás haciendo las cosas bien.
Feliz esta noche, porque a pesar de las caídas, las tendidas de mano, las ganancias, las pérdidas, los que llegaron y los que ya no están, sigo siendo el rey.

Hasta que la vida, Dios, las ganas, el corazón y la conciencia lo permitan. Permiso. 

Metafórico Intenso. El Autor - Renzo F.

















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